El médico Gonzalo Calderón reflexionó en el Colegio de Médicos de Burgos acerca de la “bondad y la humanidad” que como paciente de cáncer ha podido conocer de primera mano de los “enormes profesionales médicos” que le han atendido desde que es un niño, junto a otras realidades “menos positivas” como “la falta de empatía” que algunos profesionales sanitarios tienen a la hora de comunicar malas noticias.

Una realidad que no le es ajena y que conoce de primera mano ya que ha pasado más de la mitad de su vida siendo paciente oncológico. Un hecho que “partió su vida en dos”, además de motivar su vocación médica desde que era un niño. “Supe que solo siendo médico podía hacer algo por los demás y es algo que sigo manteniendo en mi pensamiento”, apostilló.

Emotiva e intensa, además de profesional, la charla permitió conocer de cerca la vida de un médico-paciente que “intenta superar cada día” el peso de una enfermedad que nunca le ha impedido intentar hacer una vida normal ni llegar a cumplir su sueño, ser médico. 

Calderón relató su historia junto al doctor Herrero, quien conoce muy bien su caso y su trayectoria. 

Su historia, como la de tantos enfermos de cáncer, comenzó cuando solo era un niño. “Estaba a punto de cumplir 11 años cuando me detectaron un Linfoma No Hodgkin”, recordó Calderón, al evocar el momento que “lo cambió todo”. Desde entonces, un sinfín de pruebas, diagnósticos y tratamientos que le ataron a la cama del hospital y a la “humanidad” de los profesionales sanitarios y médicos que acompañaron e hicieron más llevadero su viaje hacia “una cura”.

En su camino, siendo apenas un niño pudo comprobar en sus carnes los efectos de la radioterapia y la quimioterapia, un trasplante de médula que acabó en un rechazo, además de otros tratamientos que le impidieron asistir al colegio y hacer una vida como la que hacían los niños de su edad. 

“Estuve muchos años sin ir al colegio porque no podía relacionarme con la gente de forma normal, pero eso no me ha impedido seguir con mi sueño y hoy soy médico, aunque apenas haya podido ejercer más que dos meses”, explicó, el joven facultativo, quien desde hace más de un año se encuentra de baja laboral por sus problemas de salud asociados al cáncer que, tras años de ausencia, reapareció cuando Gonzalo tenía 27 años transformado en un mesotelioma peritoneal.

Ahí comenzó una nueva batalla. La última para este joven médico burgalés quien, tras concluir la carrera de Medicina, y comenzar su andadura como residente de Familia, se vio en medio de una pandemia con un nuevo tipo de cáncer- muy poco común- que le impidió de nuevo hacer una vida “normal”. “Ahora mismo me hallo en un punto complicado. No ha funcionado el tratamiento y quedan los paliativos”, trasladó a los presentes. 

Mejoras en la relación médico-paciente

En el diálogo conducido por su médico de Atención Primaria, José Herrero, y “ya amigo”, José Herrero, Calderón lamentó que en algunas ocasiones se ha topado con casos en los que profesionales médicos no han sabido actuar con empatía. “Hay que saber comunicar las malas noticias y como paciente agradeces mucho que alguien llegue, te explique y te de algo tan simple como su mano.. No todo el mundo es capaz de hacerlo y eso es lo que en ocasiones echas de menos”, destacó.

De la incertidumbre a la certidumbre

En su larga lucha, el doctor Calderón explicó que a lo largo de su vida, una de las mayores peleas la ha librado contra la incertidumbre. En esas largas horas, días y noches en las que se veía en un lugar “hostil como el hospital”, en el que “daba vueltas y vueltas a la cabeza” hasta que algo le dijo por dentro, “basta ya”. 

“Desde entonces dije voy a ser feliz y voy a cuidarme”, apostilló el joven médico, quien también tiene recuerdos “bonitos” de esas duras estancias hospitalarias y que lleva meses trasladando a través de Internet y las redes sociales a través de su propia web: www.sencoismo.com 

“Creo que contar lo que me pasa puede ayudar a la gente y por eso tengo el libro, la web y los libros”, añadió Calderón, quien entiende que las redes sociales pueden ser un canal muy bueno para normalizar situaciones que han de ser entendidas como normales.

“El cáncer no es nada problemático. Siempre he bromeado sobre estos temas y creo que llevo muy bien la enfermedad”, añadió el facultativo, cuyo mayor deseo es poder retomar su Residencia en Palencia.

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