Debe de ser para el resto del mundo. Puede que así sea.

Mis amigos continúan con sus estudios, con su trabajo, con sus vueltas por el mundo y con esos planes alocados que son típicos de la edad.

Mis familiares siguen con su día a día, con sus tareas semanales, con sus problemas y preocupaciones.

Todos pueden ir tejiendo los hilos de su vida para lograr los objetivos que tienen. Disponen de la capacidad para ordenar prioridades y acelerar aquello que les urge y retrasar lo que es adicional.
Que gusto poseer la marioneta de tu destino o por lo menos de tu dirección.

En mi caso, la situación es bien distinta. Me mantengo pegada con un pegamento súper fuerte al mismo asiento en el que me vi obligada a sentarme hace dos años y medio. No encuentro la manera de despegarme y lograr caminar.
Al principio la gente se paraba en la silla que está situada a mi lado para aunque fuera hablar y dar consejos gratuitos.
Para mí era importante cuando a veces alguna me escuchaba y hasta incluso se interesaba por cómo está mi corazón y mi alma. Personas que quedaba desconcertadas y no sabían apenas que decirme. Otras sacaban su coraza interior y me daban la fuerza y el ánimo para seguir luchando.

El tiempo pasó y no eran tantas las personas que se sentaban un ratito a mi lado. Debía ser demasiado cansado ver como una persona no avanza y mientras tú puedes volar con tus alas a pleno rendimiento.

Se que mi vida actual no es con la que soñamos de niños. Soy consciente de lo que tengo, de lo que he pasado y de la montaña rusa que me queda por aguantar.
Pero no por eso voy a guardarme dentro el hecho de que me encuentro sobrepasada. Me angustia el paso del tiempo, pues resta una calidad de vida que es irrecuperable y se multiplican las complicaciones.

Cuando parece que los focos se orientan hacia mi persona y voy a ver el éxito, pero rápido ese intento se desvanece. Ni siquiera llego a ver la hoguera con el fuego encendido, tan solo percibo las brasas convertidas ya en cenizas.

Solo pido un disolvente potente, que permita que me ponga de pie, para al menos ser vista un poquito menos chiquita.

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2 Comentarios

  1. Hola Ahinoa no dejes de tener esperanza ya que aunque no siempre vaya haber alguien a tu lado la fuerza que nos da la esperanza muchas veces es lo que tenemos cada uno. Confía en ti y tu fuerza interior y la llama q tienes dentro. Se que muchas veces es difícil ,por vivencia propia , y se piensa que por que nos tocó a nosotros pero no dejes q nada te limite. Adelante y fuerza.Mi apoyo desde la distancia.

  2. Qué identificada me siento, aunque las circunstancias sean diferentes… Estoy del: ‘lo importante es la actitud’, hasta los mismísimos… Ojalá yo pudiera tener una mínima parte sobre el control de mi vida… Y qué pena estar rodeada de gente y tener esa sensación de soledad continúa.

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