Chema es un profesor de la Universidad Autónoma de Madrid, con raíces en Castilla La Mancha, pero nacido y afincado en Colmenar Viejo (Madrid) de toda la vida y que por circunstancias personales y por sus inquietudes profesionales, en este momento se está dedicando a consolidar el proyecto de la UAPO, en Madrid de manera específica, y en todos los lugares posibles, de modo general.
¿Cómo surge la posibilidad de dirigir la UAPO en Madrid?
A finales del año 2021, mi amigo y compañero Alberto Sanz, además de gerente de la empresa Mistral 2010, me propone que organicemos alguna actividad dirigida hacia el tratamiento de pacientes oncológicos mediante el ejercicio físico. Empezamos a diseñar el programa con otro compañero nuestro de la Universidad, el doctor Pablo Gasque, y en ese momento vemos que aparece la UAPO en redes sociales. Tras varios intentos contactamos con la sede central de Granada y empezamos a tener algún contacto con Javier Cánovas y con Jesús Candel, a partir de ahí empezamos a establecer las líneas de trabajo hasta que en junio del 2022 firmamos el acuerdo para abrir la UAPO de Madrid.
¿Qué se pasa por la cabeza cuando ve el legado que el Dr. Candel ha dejado?
Resulta impresionante toda la magnitud que está cogiendo este proyecto de una idea de una persona que tiene ganas de hacer algo, en este caso Jesús consideraba que el tratamiento que se le ofrece a los pacientes oncológicos no debería quedar únicamente en el tratamiento médico hospitalario. Hoy traes el diagnóstico del cáncer al paciente y no se le dan más recomendaciones ni pautas concretas de todo lo que puede realizar para mejorar tanto su calidad de vida cómo la posibilidad de optimizar todos los tratamientos que se le suministran. Desde la nada junto con Javier Cánovas y con la incorporación a continuación de Alfonso Álvarez, se va creciendo y se va desarrollando aquella idea, o primera propuesta inicial, hasta lo que a día de hoy tenemos, aunque solo es una parte pequeña de lo que está por llegar.
Cuando conoce personalmente a “Spiriman”, ¿Qué le transmite?
Lo principal que transmitía Jesús, o por lo menos nos transmitió a nosotros, fue ilusión y convencimiento de lo que hacía, simplemente se hacía lo que había que hacer.
Era muy consciente que se trataba de una empresa bastante compleja desde la que se partía, por los pocos o escasos apoyos que se tenía en ese momento, pero con trabajo y convencimiento se podría conseguir aquello que afortunadamente podemos ver como se está consiguiendo.
¿Hay algo distinto en la fundación de Madrid con respecto a las demás sedes?
Cada una de las sedes, principalmente la Central en Granada, como cada una de las que en este momento está funcionando, son diferentes, pero a la vez son iguales. El establecimiento de una línea de trabajo común, con las mismas pautas de actuación, servicios ofrecidos y estructura profesional y social, hace que con independencia de que cada una de ellas tenga su propia idiosincrasia, bien sea por sus instalaciones, por el entorno en el que se encuentran o por el conjunto de personas que forman parte de ellas. La UAPO es una.
¿Con cuántos profesionales cuentan actualmente?
En estos momentos contamos con cuatro entrenadores, una fisioterapeuta, una nutricionista y una psicóloga, que nos permiten atender en la actualidad a 75 pacientes teniendo una lista de espera de aproximadamente 100 personas. Por lo que uno de los compromisos que tenemos, tanto desde Madrid como desde la sede central, es la búsqueda de recursos económicos para el aumento de los profesionales y que se puedan atender al mayor número de pacientes del mejor modo posible.
¿Va creciendo el número de socios al ritmo que se espera?
El crecimiento de socios está siendo constante y no sabría decir si al ritmo que se esperaba, porque no teníamos en mente ningún crecimiento, o al menos a corto plazo. En octubre de 2021, no había socios, bueno, mejor dicho, no había UAPO, y hoy somos en España, más de 600 pacientes y 30 profesionales, repartidos en tres sedes, por lo que el crecimiento ha sido exponencial.
Ahora la labor que tenemos es de consolidarnos y poder seguir expandiendo las sedes a todos aquellos lugares donde podamos implantar nuestra propuesta y tengamos un compromiso con algún socio local en llevarlo a cabo.
Profesionalmente ¿Es el proyecto con el que siempre ha soñado?
Seguramente no. En mi vida profesional me he dedicado en mayor o menor medida al mundo del fútbol, y fundamentalmente a la labor de profesor de universidad, pero sin duda alguna, esto es algo a lo que me gusta para poder dedicar mi vida. Considero que la vida de las personas pasa por muchas etapas, inquietudes, ilusiones e intereses, pero en estos momentos sí que pienso que este puede ser un proyecto de vida, así como suena de intenso.
Hay proyectos que aparecen en mal momento, con unos compañeros de viaje poco apropiados, con una perspectiva poco halagüeña, pero este es esto todo lo contrario, tanto por el propósito, como con quién lo estamos desarrollando y como las perspectivas. No digo que sea un proyecto sencillo, solo que es muy ilusionante y por lo tanto incita a dedicarse en cuerpo y alma.
¿Ha cambiado el concepto de la palabra “cáncer”?
Otra de nuestras labores es desmitificar el cáncer. Es cierto que hay personas que fallecen debido a la enfermedad, y que, mediante el tratamiento de manera integrativa con el ejercicio físico, el control del estrés y las pautas nutricionales, no vamos a curar a nadie. Pero bien es cierto que el propósito es mejorar la calidad de vida durante esos momentos tan intensos e inciertos que sufren mientras reciben los tratamientos, además de ayudar a la medicina convencional a que agreda de manera más intensa a la enfermedad haciendo más eficaz la quimioterapia recibida. Va cambiando ese concepto de cáncer = muerte, y ahí ponemos también nosotros nuestro granito de arena.
¿Cómo se sienten los pacientes cuando ven que una fundación, a través de gente solidaria, van a recibir ayuda sin ningún coste para ellos?
La palabra que fundamenta todo es agradecimiento. Hacia los profesionales, hacia la UAPO, hacia Jesús y Javier que se pusieron manos a la obra desde la nada para echar a andar un proyecto muy sencillo, pero a la vez con gran implicación en múltiples vertientes de la salud, de la solidaridad y de la sociedad. La ilusión con la que van todas las mañanas, con ese espíritu de “otro día más a entrenar” cuando un tiempo atrás lo máximo que les habían dicho es “haga usted deporte” o “camine” en el mejor de los casos. El tratar con grandes profesionales, que les reciben, les acompañan y les ayudan en ese proceso, para ellos es la vida.
Es increíble todo lo que se puede hacer con tan sólo 1 euro al mes ¿no cree?
Es ciertamente increíble. Vivimos en una sociedad, en la que nos volcamos de lleno con causas sociales que suceden de manera inesperada y necesitan una atención inmediata, como puede ser una catástrofe natural, un accidente, o una campaña de recogida de alimentos, pero nos cuesta más ese compromiso a largo plazo, que es más de una cultura anglosajona. La cantidad de fundaciones o asociaciones pro-derechos de los más desfavorecidos que existen en América es infinitamente superior al que tenemos en Europa. Es una cuestión que considero se da porque alguien lo está haciendo bien, con un fin que está alineado con mis pensamientos y colaboro con ellos.
Nosotros tenemos ya más de 10.000 socios, y todo lo que estamos consiguiendo es gracias a cada uno de ellos. Muchos son pacientes, familiares o allegado, pero muchos otros son personas anónimas que les ha calado el mensaje y la propuesta, por ello les gusta colaborar, desinteresadamente.
¡Por muchos más!
¿Alguna anécdota con el Dr. Candel?
Nos encontramos varias veces en Granada, antes de formalizar el acuerdo para abrir UAPO Madrid, no habiendo sido nosotros la primera ni la segunda opción para haber formalizado esta apertura, por lo que las precauciones a la hora de establecer esta vinculación eran muy elevadas. Nos reuníamos Alberto y yo con Javier Cánovas, a veces alguna otra persona del equipo, y otras veces se incorporaba Jesús, y todas las veces la conversación acababa igual, preguntando Jesús a Javier: “y… ¿estos qué?, ¿Qué te parecen?” Y Javier le decía: “la propuesta es buena, parecen gente de confianza”, pero quedaba ahí ese run run hasta el día que se firmó
¿Qué necesita esta sociedad para ser mejor?
Básicamente creérselo. Me gusta mucho la frase “mucha gente pequeña, en lugares pequeños, haciendo cosas pequeñas, puede cambiar el mundo” y es eso lo que promulgamos en la UAPO, muchos poquitos socios, en cada uno de los lugares donde poder desarrollar una sede, son capaces de crear algo que ni en los mejores sueños podría realizarse de otro modo.
Es una realidad en la que estamos sumergidos y únicamente poniendo cada uno de nuestra parte, en esta causa o cualquier otra seríamos capaces de echar a andar muchísimas propuestas de este estilo que nos haría una sociedad mucho mejor.
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