En muchas ocasiones se suelen confundir los términos de intolerancia y alergia alimentaria, realmente no tienen nada que ver, en el caso de la alergia, está implicado el sistema inmune en la intolerancia no.
Hay personas que refieren una especial sensibilidad hacia un alimento o ingrediente contenido en ese alimento, si hablamos de un déficit enzimático, nos encontraremos con una intolerancia, si se activa nuestro sistema inmune, tendremos una alergia.
También existe la tontería; ese tipo de personas que manifiestan que un alimento les sienta fatal, fatal, fatal y la sintomatología que refieren es: fatal, fatal, fatal.
Las causas de la alergia son varias:
-Genética
-Estado mucosa intestinal
-Alimento
-Cantidad de alimento
-Estado del alimento
Los síntomas de la alergia se suelen desencadenar a las 2 horas de la ingesta del alimento, aunque es frecuente en los primeros 30 minutos y la gravedad de la reacción va a depender de las características del alérgeno, del órgano u órganos afectados y de la propia respuesta inmunológica.
Las manifestaciones pueden presentare de forma aislada o asociada y son:
-Afectación mucosas
-Afectación faríngea
-Afectación cutánea
-Aparato digestivo
Los alimentos o ingredientes causantes de la reacción alérgica son: Cereales portadores de gluten ( trigo, centeno, cebada, avena, espelta, kamut y sus variedades híbridas y productos derivados), crustáceos, huevo, pescados, cacahuetes, soja, leche y derivados lácteos, frutos secos (almendras, avellanas, nueces, anacardos, pacanas, nueces de Brasil, alfóncigos, nueces Macadamia, nueces de Australia y productos derivados), apio, mostaza, sésamo, dióxido de azufre y sulfitos en concentraciones superiores a 10 mg/kg o 10 mg/litro, altramuces, moluscos.
A tal efecto y con el objetivo de preservar la salud, la UE publicó un reglamento 1169/2011 donde el proveedor final de alimentos, debe conocer la composición de los alimentos y comunicar la posibilidad de la presencia de alérgenos.
Actualmente, la única forma de prevenir la alergia alimentaria, es, eliminar el alimento o agente causante de la dieta.
En algunos casos, no es necesario ingerir ningún alimento para que se presente la reacción alérgica; el vapor a la hora de cocinar pescado, crustáceos o marisco el simple contacto con la piel de determinadas frutas (melocotón, kiwi), puede ser suficiente para desencadenar el proceso alérgico.
En todo caso, si la alergia se presenta, lo adecuado es acudir a la farmacia o médico más cercano.
Hay que tener en cuenta que no existe ningún alimento esencial, es decir, sin el que no podamos vivir, por eso, el ser humano ha de recurrir a una gran variedad de alimentos; padecer alergia a algún alimento, es una faena, pero no es el fin del mundo.
En definitiva, la alergia alimentaria, ha de ser diagnosticada y tratada por el personal sanitario adecuado; podemos ayudar, leyendo etiquetas, entendiendo las mismas y eliminando de nuestra dieta aquello que puede desencadenarla.