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El lenguaje influye en el pensamiento. El lenguaje es maleable, versátil y muy complejo. Por tanto, la capacidad de entendimiento y la habilidad lingüística influyen en la imagen mental que creamos. Pero, en concreto, ¿cómo influye el lenguaje a la hora de eludir la culpa?

Girando en torno a la causalidad

La culpa gira entorno a un concepto abstracto que es la causalidad. Lo que quiere decir que los propios actos producen consecuencias y se entiende que éstos son conscientes e intencionados.

Por tanto, cuando las consecuencias son negativas, la culpa llega a nuestra mente para señalar que se ha cometido un error. Es en ese momento, cuando la responsabilidad dice que se debe tomar una acción para poder resolverlo. Sin embargo, ¿qué pasa cuando no se quiere reparar las consecuencias? Es entonces cuando entra en juego la habilidad para eludir la culpa a través del lenguaje.

Formas de eludir la culpa a través del lenguaje

Es así, que existen varias formas de hacerlo. Una de ellas es desligar las consecuencias de los actos. Por ejemplo: “si te enfadas cuando te hablo mal, es porque eres una exagerada“. Otra forma de eludir la culpa es el típico: “Ha sido sin querer“. Los actos han propiciado el resultado negativo, pero no había intencionalidad en ello y, por tanto, tampoco un deseo de hacer el mal. Y, por último, es cuando indicamos que no era posible prever las consecuencias negativas. De esta forma te excusas en que desconocías el resultado de tus propios actos. Por ejemplo: ¿Cómo iba a saber yo que si le daba una chuche al niño, no iba a cenar?

Todo lo anterior, lleva a evitar las consecuencias y responsabilidad sobre los errores, tanto en el plano social como el personal. ¿Has utilizado alguna de estas técnicas alguna vez?

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