Oímos hablar constantemente del éxito. De tener éxito, de cumplir tu propósito y de ser una persona exitosa. Todos nos hemos subido a ese barco de que hay que esforzarse mucho, trabajar, madrugar y un montón de “mierdas“ más para algún día, con un poco de suerte, rozar el éxito con la punta de los dedos. Nos lo han hecho creer así y nos lo hemos comido con patatas.
“Éxito es lo que pone fin a un sufrimiento”
La palabra “éxito“ viene del latín “exitus“ y significa final o término. Y si no, mira que listos fueron los ingleses que adoptaron esta palabra “exit“ para decir salida. Es decir, éxito es todo aquello que pone fin a una carencia o a un sufrimiento.
Déjate entonces de perseguir un final. Una sensación de felicidad que dura un tiempo determinado, normalmente poco, porque en cuanto la alcanzamos nos sentimos insatisfechos y necesitamos volver a trabajar hacia otro éxito. También, hemos oído siempre hablar de que disfrutes del camino hacia el éxito y de que la felicidad está en el camino. Otra afirmación que nos hemos comprado sin cuestionar y sin ticket de devolución. Un consuelo o justificación para aquellos que no se atreven a seguir luchando por sus sueños.
Es cierto que hay que aprender a ser feliz en el camino, pero ¿en el camino hacia qué? ¿Hacia un estado máximo de felicidad? ¿Seremos realmente felices cuando lleguemos? ¿Era lo que nos habíamos imaginado? Para evitar toda esta maraña de pensamientos y decepciones, lo que a mí me ha ayudado es definir mi propio éxito.
“El éxito no es igual para todo el mundo”
El éxito no es igual para todo el mundo, ni es el mismo en las diferentes etapas de tu vida. Quizá para mí el éxito en este momento sea vivir en calma y poder disfrutar de mi familia. Para otro puede ser salir de la situación económica o sentimental en la que se encuentra.
Sólo te digo, que seas capaz de ver el éxito en las pequeñas cosas del día a día, mientras caminas hacia un sueño más grande, pero no pongas el éxito en él. Porque, si no has sido capaz de disfrutar de las pequeñas cosas, poco te va a durar la felicidad cuando consigas tu objetivo. Haz de la felicidad, un medio de alcanzar tus sueños.
“El pescador exitoso”
Había una vez un pescador que salía todos los días con su barquita y cuando pescaba dos o tres pececillos se marchaba a su casa. Pasaba el día con su nieto, echaba la siesta y se iba a ver el atardecer. Un día, alguien que le vio y le preguntó:
-¿Por qué pescas dos peces y te vas? ¿Podrías estar un ratito más y coger más peces?
-¿Para qué?- respondió el pescador.
-Pues para venderlos y poder comprarte un barquito más grande.
-¿Para qué?- volvió a preguntar el pescador.
-Para pescar más peces, venderlos y poder sacar más dinero- le dijo el hombre.
-¿Para qué?- insistió el pescador.
-Para comprarte un barco aún más grande y poder pescar más peces y sacar más dinero.
-¿Para qué?- volvió a repetir.
-Para poder jubilarte, salir a pescar con tu barquito, llegar a casa, echarte la siesta, pasar el día con tu nieto y ver el atardecer.
-¡Si ya lo hago!
A veces nos pasamos la vida agobiados, estresados por llegar a algo que ya tenemos. Es cierto que debemos tener objetivos en la vida y tener siempre sueños por los que continuar. Pero hay que tener claras las canciones que queremos bailar. Define muy claro qué es el éxito para ti y eso te dirá cuáles son las canciones que realmente merecen la pena aprender a bailar.