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El hermano Ramón Castejón García, exgerente del Hospital San Juan de Dios de León, presentó ayer en el salón de actos del Ayuntamiento ‘Ébola’, un poema sinfónico en recuerdo a todas las personas que fallecieron a causa de esta enfermedad y, de manera especial, a los miembros de la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios (OHSJD) que trabajaron y murieron en lo peor del brote en el año 2014 en África Occidental. El más extenso y complejo desde que se descubrió el virus en 1976.

“Trabajar allí me cambió la vida”

“Trabajar allí me cambió la vida”, explicó el hermano Castejón durante un emotivo acto en el que estuvo arropado por los hermanos José María Bermejo y José María Viadero, entonces director de Juan Ciudad ONGD, la organización que trabaja desde 1991 en el ámbito social y sanitario por un desarrollo sostenible y la defensa de los derechos humanos en las regiones más desfavorecidas del planeta. Un motivo más que suficiente para hacer una oración en homenaje a Miguel Pajares Martín, natural de La Iglesuela (Toledo), y Manuel García Viejo, nacido en Folgoso de la Ribera (León), contagiados en Liberia y Sierra Leona respectivamente.

“La gente no sabía lo que pasaba, pero veía que el 80 por ciento de los que se llevaban ya no volvían”, señaló el hermano Viadero para, a renglón seguido, aclarar que –para el africano- es “una maldición” no poder despedirse de los suyos. Y es que en el continente negro la enfermedad no es un hecho natural, sino un arma en manos de los poderes ocultos.

Durante su intervención el hermano Viadero precisó que “el corazón de la misión de San Juan de Dios se sintió herido”. Pese a ello, y tras recordar que los hermanos, misioneros que fueron los primeros cooperantes, llegaron a África en 1956, confesó que una de las principales lecciones aprendidas fue la de que “necesitábamos trabajar con otros” en un contexto no exento de dificultades.

África Camina’, ‘¡Oh, my God, we love me!’, ‘¡A Dios!’, ‘¡Toma mi vida, Señor!’ y ‘Amén’ son los cuatro tiempos que componen una sinfonía que ha contado con los arreglos orquestales de Pablo Geijo Domínguez, director de la Escuela de Música de Valencia de Don Juan. En la grabación participaron el coro Ángel Barja-Juventudes Musicales de la Universidad de León, con la dirección de Aitor Olivares García, el violín de Víctor de Prado Jimeno y el saxofón de Roberto Pastor Fernández.

“Gracias” y “bendiciones”

Muchos de ellos no se quisieron perder ayer una proyección tras la cual el hermano José María Bermejo, consejero provincial de la OHSJD, se dirigió al público para recodarle que “hacer memoria significa también ser agradecidos”. “Las de Miguel Pajares y García Viejo son dos vidas que merece la pena no olvidar”, indicó sin dejar pasar por alto la importancia de pasar por la existencia dando “gracias” y “bendiciones” dejando de subrayar solo lo negativo. “Pajares se quedó donde quería estar y Viejo, que nunca pedía nada, se murió con el bisturí puesto tras contagiarse con un abrazo”, según concluyó.

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