En Burgos, disponen de estos servicios un global de 4340 personas. En concreto, 3505 personas son beneficiarias del Servicio Público de Teleasistencia de la Junta de Castilla y León que presta Cruz Roja; mientras que las otras 835 personas restantes lo son del servicio que ofrece Cruz Roja de forma privada.
En Castilla y León, Cruz Roja presta el Servicio Público de Teleasistencia de la Junta de Castilla y León, para más información se puede contactar con el Teléfono 012.
Primitiva Sanabria tiene 70 años y vive sola en Madrid. Sin embargo, afirma que tiene “mucha ayuda de mucha gente” y que está “muy feliz con la familia de fuera de casa“. Desde hace cuatro años, es beneficiaria de la ‘Teleasistencia’ de Cruz Roja, que hace más sencillo su día a día.
“Gracias al personal que atiende este servicio, puedo ir al médico o a arreglar papeles. Cuando estoy en la calle, muchas veces me desoriento, pero con el GPS, ellos me van guiando y me dicen que vaya por esta calle o que gire por aquella otra“, explica. Hace unas semanas también llamó porque tenía temblores e, inmediatamente, le enviaron una ambulancia. Por eso, asegura que siente al equipo humano “como si fueran mis hijos o mis nietos”.
Para Angelina, una mujer de La Bañeza, en León, el servicio de teleasistencia de Cruz Roja también le aporta tranquilidad. “Se portan muy bien conmigo, me llaman muchas veces para preguntarme si me hace falta comida o medicamentos, o si me encuentro bien. Yo estoy contenta porque estoy muy bien. Tengo el medallón con el botón rojo y si algo me pasa, me atienden enseguida”, afirma.
En apenas unas semanas se celebrará el foro más importante de tecnología y comunicaciones móviles del mundo, el Mobile World Congress, en el que Cruz Roja estará presente dando a conocer sus herramientas tecnológicas o con los ganadores de sus Premios de Tecnología Humanitaria.
El servicio de Teleasistencia domiciliaria cambió la forma de entender el envejecimiento en la sociedad, consiguiendo que miles de personas permanezcan en su entorno, en los lugares que atesoran sus bienes más preciados, sus recuerdos.
Donde hoy la robótica, la realidad virtual o los drones son el foco, en la década de los 90 el servicio de Teleasistencia constituyó el primer hito de innovación, pionero en empezar a trabajar con dispositivos que llegaron desde los países nórdicos y calaron rápidamente en la sociedad española.
El salto tecnológico en estos 30 años hasta llegar a los actuales terminales es significativo, pero la base sigue siendo la misma, “cubrir las necesidades de las personas vulnerables, de forma eficiente, aportando valor para vivir la vida, y siendo sostenibles”, destaca Carlos Capataz, director del área de Servicios Tecnológicos Digitales de Cruz Roja.
La mayor apuesta de la Organización por este servicio pasa por estudiar las necesidades de quienes usan estos dispositivos para cubrirlas, y por eso apuestan por que cada vez más sean dispositivos proactivos y reacciones de forma autónoma, “Pensemos, por ejemplo, en alguien que tiene un servicio que incluye la monitorización de sus rutinas. Si una noche se despierta para ir al baño, pero tarda mucho en regresar a la cama, podría significar que se ha caído. Entonces, sin que la persona tenga que activar ningún pulsador, el sistema avisaría proactivamente, aunque la persona no portara el botón rojo”, explica Capataz.
En el último año, Cruz Roja ha atendido a 142.912 personas mediante el servicio de teleasistencia domiciliaria y móvil, que más allá del ‘botón rojo’ cuenta con una red de personas que dan apoyo emocional y acompañamiento en caso de emergencia. En el día a día “muchas personas mayores están solas en casa, y nosotros les llamamos periódicamente para ver cómo están”, destaca una de las operadoras del Centro de Operaciones de Cruz Roja. En total se han realizado más de 10.880.600 interacciones entre el personal que atiende el servicio y las personas usarías; 5.400.0000 se generaron en situaciones de emergencia.
Sin embargo, la teleasistencia no es sólo un servicio que beneficie a las personas mayores: es parte de la protección que se les puede ofrecer a las mujeres que sufren violencia de género, personas con enfermedades crónicas, personas que han sufrido un accidente u operación, personas cuidadoras, mujeres embarazadas, adolescentes, deportistas… o cualquiera que se encuentre en situación de soledad.