Aquí seguimos bailando la vida, después de haber elegido nuestra canción, nuestra coreografía y la orquesta que nos acompaña. Pero hay veces que es necesario cambiar de canción, de baile o incluso, de orquesta. Y no pasa nada.
Me refiero a que a veces tomamos decisiones y preferimos “comérnoslas con patatas”, antes de reconocer que no era por ahí o que no era la decisión adecuada. Creo en la necesidad de reivindicar que todos tenemos derecho a cambiar de idea cuando así lo sintamos. Parece que en esta sociedad, esto está mal visto. Se espera de nosotros que cuando tomemos una decisión seamos consecuentes con ella. Pasa lo mismo con las opiniones. Es una locura cambiar de opinión.
“La verdadera locura sería no tomar nuevos caminos”
Pienso que, según avanza la vida, vamos evolucionando, cambiando y descubriéndonos a nosotros mismos. Y, por tanto, la verdadera locura sería no cambiar de opiniones o no tomar nuevos caminos. Todos tenemos derecho a probar, a descubrirnos y a cambiar de camino si sentimos que no es por ahí. Parece que si pruebas muchos caminos o tomas muchas decisiones, eres un veleta que no sabe lo que quiere y nunca vas a llegar a nada.
Sin embargo, esto es lo que nos han hecho creer. Es una de esas creencias que nos han impuesto y que nosotros hemos adoptado sin cuestionar. Y si no fíjate en las personas exitosas. Muchas de ellas han probado diferentes caminos, han cambiado varias veces de opinión. Han sufrido muchos fracasos antes de llegar a donde querían. Han tenido que cambiar de dirección, de camino y de opinión. Incluso han tenido que cambiar su forma de pensar y de entender el mundo.
Así que no pasa nada por cambiar de idea. No pasa nada por elegir otra canción, otra pista de baile o por cambiar de zapatos porque los anteriores nos hacían daño o no nos gustaban.