Demasiadas veces me he preguntado, queridos lectores, si el tiempo es algo totalmente lineal como sostenemos fehacientemente aquí en occidente, o si por el contrario es cíclico, como dicen por tierras orientales.
No lo sé. Prefiero las teorías filosóficas del sabio Walter Benjamin, al que conocí hace dos años, a base de leerlo, y reflexionar sobre sus postulados.
El caso es que lo que vengo yo hoy a decir, más bien a teorizar, es que la vida, no tanto entendida como tiempo, no ha de ser una noria. Las norias son hermosas para las ferias y para hacer las delicias de quienes a ellas se monten, para disfrutar de una buena atracción.
Hay quien entiende que su vida ha de estar sujeta a la aprobación de los demás
Son muchas las personas, por desdicha para ellas, que entienden que la vida, o más bien su propia vida, ha de estar sujeta a la aprobación o desaprobación del resto de la humanidad.
Ya en el momento en que nacemos, cosa que siempre me ha dado bastante risa por cierto, dependiendo de nuestro sexo, ya nos visten de azul o de rosa. Vaya…. ¿Acaso es menos niño el que se vista de rosa, o menos niña la que se vista de azul?
Convenciones arbitrarias, que hacen de nuestra existencia, ya desde ese preciso instante, una pura noria, que gira y gira, sin que nosotros seamos capaces de bajar de ella o pararla unos segundos, y así, poder observar si estamos o no a gusto con lo que nos ofrece. Igual que las de las ferias, casi….
Las convenciones sociales, arbitrarias por cierto, son esas cosas, hechos o comportamientos que damos por sentado, y que para casi todo el mundo, son una suerte de realidad inamovible.
Y es muy poca la gente, que se para a preguntarse tan siquiera, el porqué hay que hacer eso, o lo otro. Y fijaos, gente querida, que yo, me he pasado más de media vida, intentando dar una explicación a esto, y por supuesto, de intentar que todo ello, no me condicione.
“Nos van domesticando para obtener el producto que se quiere”
Es que si os paráis un segundo, tan solo eso, a pensar en todo lo que la sociedad hace por nosotros, realmente, resulta triste ver, cómo nos van domesticando, para obtener el producto que se quiere.
y….. ¿de verdad merece la pena?
Es algo muy humano, el proyectar un futuro, unas expectativas del mismo….. pero es que yo me doy cuenta, de que se consume más de la mitad de nuestro tiempo por proyectar hacia el futuro, que ciertamente no sabemos si existirá, que en vivir el presente y disfrutarlo, que ese si o si, es nuestro y solo nuestro.
Siempre me ha provocado bastante risa amarga, el hecho de que ya nuestros padres, y no digo que sea por maldad ni nada por el estilo, proyectan en nosotros el resto de la vida.
Que si cuando cumpla 18 años, ya tiene que ir a la universidad, que si cuando tenga la carrera a trabajar porque claro, es lo que toca….
Todo esto no me da tanta rabia como lo que viene ahora, que eso sí, que me parece brutal.
Cuando termine la carrera que ya tendrá pareja, pues toca casarse y tener hijos, porque oye, ¡es lo que hay que hacer!
Sí que nos gobiernan la vida, sí….
Y la pregunta del millón aquí es: y si yo, que pienso y siento, ¿decido sobre mi vida que nada de esto lo quiero hacer?
Y ojo, no tengo porqué dar razones de ningún tipo, ni creo, tampoco, ser merecedora de ningún juicio del tipo “egoísta o fría”, solo por decidir que no me hace ilusión ser madre, o que luchar por mi misma, ya vale en si la pena.
No controles mi vida, porque…. Esa, y solo esa, es lo único que me pertenece!