La pereza intelectual, el mal de nuestro tiempo
La pereza intelectual está creciendo desmesuradamente en los últimos tiempos debido al excesivo uso de las tecnologías. Pero, ¿Qué es en realidad la pereza intelectual?
Se trata de un proceso por el que la mente deja de aplicar un pensamiento reflexivo y crítico. Es decir, se deja de usar tareas tan básicas como analizar y procesar la información que llega.
El hecho de que nuestra vida gire en torno a la tecnología tiene mucho que ver con este fenómeno. Si antes queríamos conocer algo acerca de las libélulas, teníamos que acudir a la biblioteca, buscar en una enciclopedia especializada y pasarnos un rato buscando entre las páginas la información que necesitamos. Ahora mismo, basta con poner la pregunta en un buscador de internet y obtener la respuesta en unos pocos segundos.
El teléfono de ha convertido en la extensión de nuestro cerebro
Esto quiere decir, que antes hasta llegar a la información que queríamos, teníamos que leer y aprendíamos un montón de información extra. Por el contrario, ahora estamos reduciendo nuestro esfuerzo cognitivo a la hora de buscar y procesar la información. Tampoco ponemos en duda nada de lo que nos indica San Google y damos por verdadero cualquier opinión vertida por alguien que se considera experto en las redes sociales. La información fluye a una velocidad vertiginosa y no tenemos tiempo ni ganas de filtrarla o ponerla en duda.
Cuando caemos en las garras de la pereza intelectual, dejamos de esforzarnos en pensar, razonar, recordar o planificar porque el móvil ya lo hace por nosotros. No hace falta pensar mucho para darnos cuenta de que es el móvil quien controla nuestros horarios, nos hace las listas de tareas y lo sabe todo sobre nosotros. Es, por tanto, la extensión de nuestro cerebro. Es él quien piensa por nosotros y el principal culpable de nuestra pereza intelectual.
¿Cómo podemos vencerla?
Lo primero que debemos hacer es darnos cuenta de que la tecnología es una herramienta que nos hace la vida más fácil, pero no debe pensar siempre por nosotros. Es preocupante que en esta sociedad de la inmediatez se esté perdiendo cada vez más la capacidad de reflexión y la mirada crítica.
Por ello, debemos no creer todo lo que nos llega y trabajar un pensamiento crítico. Esto mismo debemos trabajarlo con los niños y las escuelas deberían proporcionar modelos de enseñanza que fomenten el análisis y el pensamiento crítico.
Otras tareas que podemos llevar a cabo para contrarrestar esta pereza, son aquellas que nos permitan ejercitar la atención, la creatividad o la deducción. A través de estos procesos se fortalece la mente y nos hace menos dependientes de las tecnologías.