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Día de la Psicología (24 de febrero)


El 24 de febrero, se conmemora el Día de la Psicología, en honor a Juan Huarte de San Juan, patrón de la Psicología. Juan Huarte, médico y filósofo del siglo XVI escribió ‘El Examen de Ingenios para las ciencias’, siendo su única obra, obtuvo un éxito rotundo en toda Europa, llegándose a traducir a varios idiomas: latín, francés, italiano, inglés, holandés y alemán, a pesar de que fue prohibida por la Inquisición.

Este texto es considerado la obra clave para el nacimiento de la Psicología en España. En él, se ofrece una primera aproximación de mostrar la conexión entre los fenómenos psíquicos y la fisiología, poniendo en relación la morfología y la fisiología del cerebro con las capacidades psíquicas y desde ahí analiza los diferentes temperamentos de la persona.

Este escrito fue trascendental para la Psicología Diferencial, la Orientación Profesional, la Eugenesia, e hizo importantes aportaciones a ramas de la ciencia como la Neurología, la Pedagogía, la Antropología, la Sociología, …

En 1983, la Conferencia de Decanos de las Facultades de Psicología erigió a Juan Huarte de San Juan como patrono de la Psicología, fijando el 24 de febrero como día de la Psicología por ser la fecha en que salió de la imprenta su valorada obra maestra ‘El Examen de ingenios para las ciencias’.

La Psicología se constituyó como ciencia y profesión a mediados del siglo XX. En 1968 se creó la Orden Ministerial que establecía la Licenciatura en Psicología en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Complutense de Madrid y, posteriormente en la Universidad de Barcelona. La década de los setenta es clave en el desarrollo de esta disciplina, se cumple el centenario de la “fundación” de la psicología científica con Wundt, se publica el real decreto que crea las Facultades de Psicología Independientes, la Ley de creación del Colegio Oficial de Psicólogos y la Ley de Reforma Universitaria. En 1990 se publica el real decreto que estable el título universitario oficial de Licenciatura en Psicología.

Desde esas primeras andaduras, hasta la actualidad, la Psicología ha ido desarrollándose y perfeccionando sus técnicas y postulados, hasta convertirse en lo que es en la actualidad, una disciplina imprescindible para nuestra sociedad, aun estando lejos de lograr el lugar y el peso que debe tener. 50 universidades españolas imparten el grado de esta disciplina, más de 50 revistas científicas de impacto son de Psicología y más del doble de otras temáticas incluyen artículos también de Psicología…

Contamos con 900.000 profesionales con la colegiación en Psicología, en atención pública solo hay 6 profesionales de la psicología por cada 100.000 habitantes, estando muy lejos de la media europea, que se sitúa en el triple. En España, cerca de 2 millones de personas al año acudían a terapia antes de la pandemia, desde su inicio esta cifra se ha multiplicado significativamente y sigue en aumento.

A pesar de que el reconocimiento de la Psicología ha experimentado importantes avances, sigue habiendo prejuicios que van desde considerar que sólo sirve para las personas que tienen trastornos mentales, hasta que acudir a ella favorecerá el rechazo por parte de la sociedad. Creencias erróneas llevan a tener miedo a los posibles diagnósticos “no voy por si me dicen que estoy loco”, también llevan a pensar que dejarse ayudar desde la psicología es de “débiles” y para demostrar fortaleza y valía hay que resignarse o cambiar sin ningún tipo de ayuda (sobre todo en el caso de los varones), en otros casos el motivo es considerar que el tiempo lo cura todo aunque ello implique mayor sufrimiento y no son pocos los casos, de personas a las que les sigue impidiendo dar el paso el pudor a hablar sobre sí mismas y su intimidad.

La realidad es que cualquier persona deberíamos acudir a terapia. En otras sociedades, ya se ha normalizado y sus habitantes acuden con regularidad, suelen comenzar haciendo un proceso terapéutico y posteriormente manteniendo chequeos puntuales que se intensifican en momentos necesarios. Hemos dado prioridad a la salud física, en muchas ocasiones en decremento de la mental y, ambas, son imprescindibles para permitirnos ser más funcionales en la vida.

La Psicología es una profesión de vocación, sin ella es complicado conectar con las personas que atendemos y manejar adecuadamente el desgaste que este trabajo puede ocasionar. Detrás de esta profesión hay personas a las que un día les llamó la atención el ser humano, su conducta, lo que ocurría en su cerebro, etc. y que quisieron saber más, entender el complejo mundo de la psique y poder ayudar a otras personas a tener vidas funcionales.


No en pocas ocasiones se oye que la psicología consiste en escuchar, en que una persona vaya a la sesión, se desahogue y se vuelva para su casa, pero la psicología está lejos de consistir en ello. Como ciencia que es, se necesita primero una ardua y continua formación, ya en caso contrario, podríamos perjudicar peligrosamente a quienes atendemos. Antes de comenzar a intervenir hay que evaluar y/o diagnosticar, para poder establecer los planes de intervención más adaptados posibles a cada persona, tenemos que hacer un “traje a medida” para cada una. Y posteriormente, emplearemos técnicas y estrategias aprobadas por la evidencia científica.

No podemos negar, que en ocasiones el trabajo es complicado, que a veces las problemáticas son difíciles de abordar o nos requiere de esfuerzo el llegar a conseguir la meta deseada pero, también es un trabajo que aporta mucho. Quienes trabajamos en ello, aprendemos cada día, de cada persona aprendemos, y es que cuanto más sé, más consciente soy de lo mucho que nos queda por saber, de lo increíble que es nuestro cerebro y las potencialidades que tenemos de las que aún no somos conscientes. Es fascinante ver como día a día las personas en terapia se van superando y van cambiando, como una persona que llega hecha polvo acaba sonriendo, como alguien que se ha esforzado en ir de duro o de dura por la vida va quitándose capas hasta llegar a mostrarse frágil y con inseguridades, como personas que lo han perdido todo se vuelven a poner de pie y acaban teniendo la vida que quieren. No es fácil dar el paso de acudir el primer día, pero una vez que se rompe esa barrera, hay miedos que desaparecen y el camino es siempre más fácil si se permite acompañamiento.

Como psicóloga que soy, hoy celebro el haber tomado la decisión de elegir esta profesión, y felicito al resto de profesionales que también lo han hecho, animando a la vez a que sigamos aportando nuestro granito de arena por esta ciencia en la que aún queda mucho por hacer.

Tania Paz Ramón
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