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No, amados lectores, no os asustéis, porque la verdad es que el epígrafe, parece como que me ha quedado un poquito figurado, y hasta casi, irónico.

No voy a pretender hacer aquí una paráfrasis invertida de lo que decían los abominables nazis. Solo quiero, una vez más, hacer reflexionar sobre algo que a mí por lo menos, me parece bastante revelador. Tantas y tantas han sido las ocasiones, querida gente en que yo, que por la boca desde luego, no me pilla nadie, que he tenido que cerrársela a más de uno y una, porque es que….

Es increíble, como le molesta a mucha gente, algo que para mí, es totalmente indiferente en los demás.

El trabajo te cataloga

Se trata del trabajo, eso que esta sociedad premia con dinero, y que te cataloga de esto y lo otro, dependiendo de lo lejos que con ello hayas llegado en tu caminar por el mundo. Pues yo, querida gente, no sé si será por aquello de que he ido siempre contracorriente, normal por otro lado, pues las corrientes electrocutan, pero… Aún a mis 35 primaveras, no me he decidido todavía a trabajar.

Claro, concibiendo el trabajo desde la odiosa perspectiva esta pragmática que normalmente la gente entiende como tal, de que es algo por lo que te tienen que pagar. Vaya, que todavía no he realizado nada remunerado, quiero decir. Y oye, esto parece ser que a muchos y muchas les molesta, y ¡vaya de qué manera! Y como siempre, los argumentos que dan, son de lo más socorridos, y algunos, hasta rozando con el catastrofismo más atroz.

Desde que si ahora mismo faltan mis padres y yo no voy a tener de qué vivir, hasta que llegada la edad de jubilación, esa por cierto en que muchos empiezan a vivir la vida (me pregunto que habían hecho hasta entonces….), hasta que cuando quiera igual ya no puedo, porque entre más edad, más problemas para contratarte. Bueno, bueno, bueno, ¡Cuánto miráis por mí, amada gente precavida!

Todos esos problemas tan extremadamente graves que véis que me sucederán si no trabajo, pueden quedarse en nada, si no fuera porque el miedo al futuro, atenaza a la mayoría del populacho.

Y si resulta que me toca mañana una lotería y ¿ya puedo vivir así? O vaya, que también y muy en contra de la ley natural, también puedo faltar yo antes que mis padres…. Vamos, que por argumentos, yo tampoco me quedo corta.

Todo esto no sería risible, si no fuera porque me da una pena infinita, que la mayor parte de quienes me miran con carita de cordero degollado diciéndome todo esto que roza con la apocalipsis, no se percatan de un pequeño gran detalle. Y es que…. El trabajo a ellos, les resta una libertad, de la que yo gozo.

Trabajar es hacer algo en pro de la sociedad

Aparte de que, queridos lectores, en base a mi concepción, trabajar es hacer algo en pro de la sociedad en la que te ha tocado vivir, para lograr un pleno beneficio o cambio de la misma.

Acaso mis charlas en diferentes ambientes para tratar de concienciar, o escribir estas columnas, o participar en proyectos de investigación contra el cáncer, ¿no es eso trabajar?

Pero claro, eso, no te hace cotizar, ¿verdad? Y parece ser que a mucha gente, el hecho de que yo no trabaje, les molesta porque deben de creer que por ello, su cotización se va a ver mermada, o que me están manteniendo a mí! ¡Qué sé yo….!

Yo estoy satisfecha de lo que he hecho y hago, y ciertamente, sería hipócrita si dijese que me niego en rotundo a trabajar, en base a lo que se considera como tal. Pero no a cualquier precio tampoco, que la vida, es demasiado corta para someterse a nadie ni a nada que no te haga feliz, solo por tener un platito de comida caliente encima de la mesa.

Y eso es lo que hemos creado, amados lectores. Ya me diréis, si en realidad, el trabajo, os hace libres….

Ahí lo dejo…..

Sara Braña
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