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Soy tan variopinta en mi forma de ser, que la escritura, no iba a resultar de menos. Me gusta que la vida sea poliédrica, y por supuesto que las personas también lo seamos.

Yo reconozco la admiración, puesto que creo, como virtud humana y muy noble además el hacerlo. ¿Acaso hay algo de malo en admirar o reconocer al menos el mérito ajeno?

Yo creo que eso nos honra, sin lugar a dudas.

Los médicos, queridos lectores, son sin duda para mí y sin afán de restar mérito a las demás profesiones poco menos que dioses en la tierra.

No pretendo yo hacer apología de ninguna deidad, faltaría más.

Pero…Es que yo cada vez que veo y digo veo, porque así es, a un Galeno, con su bata reluciente y su semblante tan entregado y dedicado a los demás, siento algo así como una especie de síndrome de Stendal, pero en toda regla.

Siempre he adorado la medicina, y quizás, no con toda seguridad tiene mucho que ver tal respeto y admiración con todo lo que en mi vida me ha acontecido en los hospitales.

De todo se aprende, y siempre he pensado con gran convencimiento, que estos hoteles sin ninguna estrella son las más genuinas escuelas de la vida, en las que uno puede recibir enseñanza para crecer en mayúsculas.

Me gusta hasta el olor de los hospitales eso que a muchos les apesta a éter y a medicinas, pues ¡a mí me encanta!.

Creo que todo aquello con que la vida te deleite, has de disfrutarlo y apreciarlo, porque entre otras cosas es tuyo y hecho a tu medida.

Es por ello, que soy de las típicas pacientes que quiere saberlo todo sobre lo que le sucede. Y oye, no creáis que es fácil la cosa en ocasiones.

Es cierto que a muchos y muchas profesionales de la salud, aún les sigue pareciendo cuanto menos extraño, que un paciente quiera conocerlo todo sobre lo que le acaece. Pues yo creo que esto es como un partido de fútbol, y que lo has de jugar tú mismo, que para eso te ha tocado jugarlo.

El médico te cura, y tú, le ayudas aprendiendo sobre lo que te acontece. Es apasionante, tanto que yo, no sé hacerlo de otra manera.

Los médicos, esas personas dedicadas totalmente a salvar vidas gozan de un respeto enorme para mí.

Podría decir tantas razones, como días tiene el año, o como inspiraciones que se pueden realizar en un día. Pero la más simple y a la vez profunda, es precisamente esa…

Conocer los detalles y entresijos de la anatomía humana, tener ese poder sobre la vida y la muerte, y… hablar con esa clase y verborrea tan típica, son otras de las causas por las que yo, admiro y siempre admiraré a los galenos de nuestra era.

Tal vez yo tendría que haber sido una de ellos. No me cabe duda.

Pero la falta de visión ocular, solo eso, es lo que me ha privado de estudiar medicina, y de estar al frente y poder así, ejercer la ciencia que más admiro.

Pero… no desespero. Una cosa es ganarte la vida con ello, que eso dura un tiempo, y otra, es tenerlo como afición.

El aprendizaje es infinito, sin límites de tiempo.

Aunque no de profesión, ¡siempre seré médica de corazón!

Sara Braña
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