De ella se puede decir que es una mujer fuerte que, pese a los contratiempos que le tocaron vivir, decidió ser feliz y hacer felices a todos los que pudieran cruzarse en su camino.
De carácter socarrón, divertida, valiente, bromista, moderna, alegre, generosa, comprensiva, habilidosa y sobre todas las cosas cariñosa. Aún hoy, la escuchas decir, mirándote con sonrisa picarona… ¿pero hija, esa falda no será muy corta?, haciendo como que tira de ella para abajo, sin poner mucho empeño en conseguirlo.
Elpidia González Fernández nació en Pajares de los Oteros el 28 de marzo de 1922, en el seno de una familia de labradores; de niña ayudó en los trabajos del campo y más adelante, durante la guerra, asumió con su hermana las labores propias de los hombres de la familia, mientras éstos luchaban en el frente.
En los años 60 se trasladó a vivir a León con su marido José Pérez Chamorro, y aquí se dedicaron al negocio del vino, creando una pequeña empresa donde se producía y se vendía el buen vino prieto picudo, elaborado con las uvas de Los Oteros.
Cuidó de sus padres ya ancianos y más adelante de su esposo y sus hermanos enfermos. Siempre echó una mano a sus sobrinos e incluso a sus sobrinos-nietos cuando era necesario, por eso tiene el agradecimiento, el cariño y el respeto de todos sus familiares, que la quieren con locura y la han acompañado en este su cumpleaños centenario.
Elpidia, nacida en el reinado de Alfonso XIII, ha vivido una república; una guerra civil; una guerra mundial; dos dictaduras; una transición; el envío del hombre a la luna; el ingreso de España en la Unión Europea y en la OTAN; 8 papas de la iglesia católica; 3 reinados y una abdicación; 2 Constituciones Españolas e, increíblemente, dos victorias españolas en Eurovisión, un mundial de fútbol y tres eurocopas.
Y cuando ya creía haberlo vivido todo, llegó el COVID-19, al que exitosamente sorteó con esa salud de hierro y longevidad que va en su cadena de ADN.
Nuestra estrenada centenaria ha sido testigo de los inventos españoles del futbolín, el traje de Astronauta, el libro electrónico, el tren Talgo, la jeringuilla desechable, los lacasitos y hasta de la fregona.
Y quien quiera ahora, que la siga hasta esos 100 años, de momento. Ella sigue con la intención de ser la abuela del mundo.