La vida es nuestra mejor maestra.
Cada día recibimos millones de inputs: en la interacción con los demás, en la escuela, en el trabajo, durante el ocio, viendo televisión, leyendo, …
De las experiencias que vamos acumulando, tanto positivas como negativas, siempre tenemos la oportunidad de aprender algo.
Más, si acaso, de estas últimas.
El pasado verano, el Dr. Javier Dols Juste (“Tu mejor medicina eres tú” Ed.Zenith) vino a poner nombre a eso que la vida me había enseñado en cuanto al equilibrio necesario que precisamos para gozar de buena salud.
En una agradable conversación estival a orillas del mediterráneo nos habló del concepto de la MESA de la Salud, que viene a organizar y aclarar todo en cuanto a esa proporción tan necesaria.
El poeta romano Juvenal ya hablaba hace casi dos mil años de “Mens sana in corpore sano”. Entonces, en uno de sus poemas, invitaba a rezar por tener “una mente sana en un cuerpo sano”.
La Organización Mundial de la Salud define la salud como un estado de completo bienestar físico, mental y social, y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades.
MESA es el acrónimo de los aspectos que deben mantenerse en armonía: MENTE, EJERCICIO, SUEÑO y ALIMENTACIÓN.
Todos ellos son imprescindibles. Cada uno de ellos impacta notablemente sobre los otros tres y, en equilibrio, nos elevan a nuestro mejor estado de salud.
La MENTE es quizás el aspecto que más descuidamos.
En general, nos dejamos llevar por el día a día. Seguimos la inercia que marca la sociedad. Tratamos de hacer lo que se espera de nosotros sin pararnos a pensar si es lo mejor para nosotros.
Pero, es importante que paremos un momento y tomemos consciencia de nuestra forma de pensar ya que según pensamos, actuamos.
Así, está en nuestras manos caminar hacia dónde queremos. Ser los directores de nuestros pensamientos y de nuestra forma de actuar..
Por otra parte, escuché en una ocasión un médico que explicaba que, en su consulta, preguntaba a sus pacientes mayores de ochenta años por sus rutinas diarias.
Una cosa le llamó la atención. Los que mejor salud presentaban eran aquellos que leían, acudían a universidad para adultos, hacían crucigramas o autodefinidos, asistían a cursos de informática, cocina, …
Eso nos muestra que el cerebro es un músculo que se puede ejercitar y que cuanto más lo hagamos más preparados estamos para afrontar el deterioro cognitivo propio de la edad o de ciertas enfermedades.
El EJERCICIO es esencial para la salud. Son tantos sus beneficios para el cuerpo y la mente que no cabrían en un artículo dedicado solo a ello. La actividad física es uno de los hábitos de vida saludable que debemos incorporar en nuestra rutina.
La OMS recomienda dos horas y media semanales de actividad física para mantener la forma y cinco para mejorarla. Esta Organización trata de evitar el sedentarismo en el mundo por lo perjudicial que es para la salud. La vida sedentaria -actualmente la practica la mitad alrededor de la población mundial- va deteriorando nuestros sistemas, incluido el mental. Nuestra masa muscular disminuye, tenemos peor circulación sanguínea, mayor ansiedad y estrés, etc.
En definitiva, la esperanza de vida entre la población sedentaria se reduce en unos cinco años.
El SUEÑO es el ejercicio propio del cerebro. Durante la noche nuestro cuerpo descansa, pero nuestro cerebro trabaja, reorganiza, archiva, desecha lo que no le es útil, …
Los expertos cuentan que tan perjudicial es la falta de sueño, dormir menos de siete horas, como en el exceso de éste, dormir más de nueve.
La falta de sueño nos vuelve irascibles y nos mantiene estresados. Nos hace comer más, tomar peores decisiones, empeorar tanto la práctica deportiva como la actividad sexual y, debilita el sistema inmune abriendo la puerta a un empeoramiento del estado de salud.
El exceso de sueño afecta a la concentración, incide en el estado de ánimo y está muy correlacionado con estados depresivos, incremente el riesgo de enfermedades cardiovasculares o altera el metabolismo al influir en los horarios de nuestras comidas y en nuestro ejercicio.
La ALIMENTACIÓN es el combustible que precisan cuerpo y mente. Una dieta variada, equilibrada y suficiente fortalece el cerebro. Un mínimo conocimiento de los alimentos y de cómo éstos actúan en nuestro organismo nos ayuda a cuidar de la salud, evitar el sobrepeso o la desnutrición y a alejarnos de hábitos nocivos que deterioran notable y rápidamente nuestros sistemas.
Ahora que ya conoces la importancia de todas ellas, ¿Está equilibrada tu MESA?